ENAMÓRATE DEL ALMA, NO DEL ENVASE


Hace unas semanas asistí a unas jornadas como parte de mi formación profesional en psicología, el tema se trataba acerca de la vivencia de la sexualidad y recuerdo que estando en una conferencia, el ponente expuso un caso en el que una oficinista tenía una vida normal y estable: buen trabajo, casada y con familia, sin embargo un día se da cuenta de algo inesperado… Le llamaba la atención su jefa y con el trato se fue encariñando más y más hasta que se dio cuenta que estaba enamorada…

Sinceramente no recuerdo el final de esa historia, pero esto me llamó la atención junto con esta forma de definir a la orientación sexual: “Significa enamorarse de un alma…” y para rematar esta frase: “Hay que enamorarnos del alma, no del envase” y esta frase me ha estado dando vueltas por la cabeza hasta llegar aquí…

ENAMORARSE DEL ALMA VS ENAMORARSE DEL “ENVASE”
Primero hay que definir brevemente lo que podría ser el alma y lo que podría ser el envase para poder entender los próximos puntos.
Algunos creen en ella, otros la niegan, el alma es la parte espiritual e inmaterial del ser humano, otros opinan que incluso tiene vida propia, se llegó a creer que cuerpo y alma eran dos cosas distintas y después se afirmó que el cuerpo no se entendía sin el alma ni el alma sin el cuerpo. Como no es una parte física ni tangible, tal vez nunca lleguemos a una definición unificada de lo que es el alma, por lo tanto ninguna opinión es buena ni mala, personalmente opino que el alma es nuestra parte espiritual y nuestra esencia, la energía que nos mantiene vivos.
Teniendo esto en cuenta, nos es fácil darle un significado más claro al envase: se trata de todo lo contrario al alma, ya sea lo físico, lo tangible, lo visible, lo que mostramos o mejor dicho, dejamos mostrar al mundo sobre nosotros. Es como nuestra máscara que en ocasiones no permite ver a los demás quiénes somos, o nuestro escudo que nos protege cuando alguien más trata de hacernos daño, entre otras cosas más.
Ahora tomando en cuenta estos conceptos, pasaremos a los siguientes apartados:

1.     LA ORIENTACIÓN SEXUAL
Hemos escuchado una que otra situación muy parecida a la historia que comenté en un principio: que una chica a la que le atraen los chicos y se identifica como heterosexual, de repente le atrae una compañera del salón, o viceversa, y al no saber por qué se empieza a cuestionar su orientación y podría llegar a asustarse si tiene ideas de que si resulta ser otra cosa no la van a aceptar, se burlarán de él/ella, todos sus proyectos se vendrían abajo… Y a esto le decimos que “le movieron el tapete”, “se le volteó el barco”, “se cambió de bando” y así sucesivamente…
En primera instancia, identifico que el “envase” son las etiquetas que se le han puesto a las formas de amor entre los seres humanos, como heterosexual, gay, lesbiana, bisexual, pansexual, transexual, transgénero, etc. Y desde ahí comienzan las desventajas de dichas etiquetas, porque al tener la necesidad de estar dándole nombre a todo hemos creado una especie de sistemas de clasificación donde ponemos a cada quién en una caja determinada y tratamos de que no se salga de ahí, si lo hace entonces no sabemos qué hacer y lo llamamos indeterminado.
Claro que no todo es malo y una de sus ventajas es que es muy práctico para la ciencia a la hora de hacer investigaciones, las cuales tienen que ser objetivas y precisas, lo que le da certeza y fiabilidad.
Sin embargo, durante la época colonial en México se optó por un sistema de castas donde dependiendo de sus orígenes (sus padres) la persona recibía una etiqueta que determinaba su posición social: mulatos, criollos, mestizos, españoles, indígenas…y hubo un momento de que existían tantas etiquetas que el sistema de identificación poco a poco dejó de ser funcional. Siguiendo esta misma línea me pregunto: ¿En algún momento sucederá lo mismo con las orientaciones sexuales? ¿En qué puntos sí es funcional y en qué otros no?

2.     EL FÍSICO
Todos tenemos ideales acerca de cómo debe ser la persona de la cual nos enamoraremos, una de ellas es el físico o cómo debe ser su cuerpo, la moda que he visto últimamente es que los hombres deben ser musculosos, altos y guapos, mientras que las mujeres deben tener pechos y glúteos muy grandes, además de ser atléticas, parecidas a las modelos de revistas, tener una dieta “balanceada” y eso sí, deben tener muchos seguidores en redes sociales para considerarse exitosos o exitosas en ese aspecto.
No tiene nada de malo sentir atracción por personas así, pero aquí valdría la pena plantearse esto: ¿Cuánta es la posibilidad de que nos encontremos con alguien así y que ese alguien en realidad nos quiera? Tal vez mucha, tal vez poca… Puede ser que te quiera de verdad o solo planea sacar provecho de su cuerpo virtuoso para conseguir algo más… ¿y qué pasa con las todas las demás personas que no cumplen con esos criterios? ¿Automáticamente no tienen oportunidad alguna?
Esto no quiere decir que las personas que se encuentran dentro de estos estándares sean malas personas, ni que las que no están en esa escala sean unos santos, simplemente tenemos que ir más allá de un cuerpo, lo que importa de la persona es cómo es su actitud para la vida, su forma de ser, sus valores, su esencia… y esa está dentro de cualquier cuerpo.

3.     EL ESTATUS SOCIOECONÓMICO
Otro de los puntos que quiero abordar es el estatus socioeconómico, es decir, dinero, clase social y las “ventajas” que conllevan.
Una de las metas más recurrentes a mediano o a largo plazo es ser exitoso en la vida, lo que por lo general se traduce en la posesión de propiedades, carros u objetos de lujo, cuentas bancarias millonarias, un negocio próspero, un alto puesto, entre otras cosas, y aclaro, no tiene nada de malo pensar en todas estas cosas, porque si son producto de esfuerzo y dedicación, definitivamente son un bendición, pero no hay que olvidarnos de algo: que el dinero no compra lo más importante de la vida, suena como un cliché pero es la verdad, el dinero no puede comprar amigos verdaderos, una pareja que ame incondicionalmente, una familia que estará contigo en las buenas y las malas, momentos inolvidables con alguien sincero… Jamás hay que despegar los pies de la tierra y menos cuando el éxito empieza a hacer espuma porque cuando las cosas van mal, todo lo falso se derrumbará y la sensación de soledad aparece porque las personas que se decían ser “tus amigos”, “tu pareja”, etc. Resulta que hacen que no te conocen y te abandonan, todo porque por solo les interesó lo que el dinero hizo de ti por fuera y no lo que llevas por dentro, eso que el dinero no hizo…
Algo relacionado o tal vez producto del dinero es la clase social, dependiendo de cuánto dinero tengas es la clase social a la que perteneces, por ejemplo, si tienes cuentas bancarias en Suiza eres considerado un millonario, una persona con muchas oportunidades en la vida y que podrá hacer todo lo que le plazca dado a que es difícil ponerle límites a alguien así; en la otra cara de la moneda, si apenas tienes para sobrellevar el día y tienes que trabajar todo el tiempo para poder llevar el pan a la mesa eres considerado como una persona pobre, a la cual no se le abrirán muchas oportunidades y tendrá muchas limitaciones dado a que el mercado no será accesible para él, tal como la educación o la salud de calidad (eso si me voy a los extremos).
Sin embargo, esto tampoco asegura que serás un exitoso o un fracasado, he conocido personas que teniendo una posición social y económica bastante buena no les quita el ser buenas personas y viceversa, como siempre y afortunadamente, todo depende de la persona y que tanto se deja influenciar por lo que tiene a su alrededor.

PARA FINALIZAR…
Todo lo expuesto anteriormente nos lleva a explicarnos este punto: las clases sociales, cuánto dinero tenemos, la orientación sexual, el tipo de cuerpo que tenemos… son sólo los envases con los que nos presentamos ante el mundo, pero por muy bonito y llamativo que esté ese envase, si por dentro encierra a todo lo que conlleva a una mala persona, no valdrá la pena entablar una relación profunda con ella, porque sus intereses y sus metas están enfocadas en lo superficial y en la mayoría de las ocasiones no irá más allá de eso.
Y si me preguntaran con qué me quedo de todo esto, les diría lo siguiente: por experiencia propia, uno jamás escoge de quién enamorarse, simplemente sucede, nuestras almas, espíritus o lo que sean escogen con quien podrían ser compatibles, con quien escogen aprender la siguiente lección que la vida tiene para nosotros, por eso es mejor confiar en ella y fluir en el tiempo y espacio perfecto para eso…

Por: Mayra Ortiz 


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